lunes, 8 de febrero de 2016

Trabaja en tus sueños, no en los de otros


"Así como la vida te dio la posibilidad de soñar, también te dio la posibilidad de convertir tus sueños en realidad"


Un día, de esos en que despiertas filosófico, pensativo y mientras realizas el "checklist" mañanero, antes de empezar tus actividades, me puse a pensar y reflexionar, sobre lo que hacía en ese momento con mi vida estaba bien o no, pensaba sobre si quería seguir trabajando, en un lugar en donde quizás me sentía bien, pero no era mi mundo y no me permitía desarrollarme con todo mi potencial.

Sabía que podía darle más a la vida, atreverme a soñar y trabajar en lo que en realidad me apasionaba, en lo que llenaba mis ojos de colores claros, vivos, llenos de vida, de esos colores que sólo se pueden ver en los momentos esenciales de la existencia. 

Pensaba y reflexionaba mientras viajaba -siempre atrasado- en el taxi, rumbo al que denominada "trabajo", ¡Sí!, era trabajo, ya no era divertido, ya no llamaba mi atención, ya no le ponía el mismo empeño, quizás ya no trabaja por esa pasión que adquieres el primer día, el día que te llenas de ilusiones, de metas, el día en que reconoces olores, personas, lugares, simple y sencillamente esa pasión ya no existía, se había perdido y me estaba consumiendo, no solo mis energías, sino mi vida, mi cuerpo, mis momentos, había renunciado a pasar tiempo en familia, con amigos, con las personas que amaba, por dedicar momentos y grandes esfuerzos, a eso que se había convertido en trabajo. 

¡Es momento de cambiar! me dije, pero inmediatamente pensé, ¿Cambiar qué? ¿De trabajo? ¿De jefes? ¿De lugar? ¿De ciudad?... Los miedos empezaron a ganar a mis sueños, empecé a meditar más a fondo, pensaba;  "aquí gano bien", "ya llevo algún tiempo", "tomo decisiones autónomas y mis jefes casi no me consultan cosas", "llueve truene o relampaguee, mi sueldo siempre está en el banco, -puntual o no puntual- pero está",  "si me voy de aquí, es un volver a empezar". 
Me frustré a mi mismo, empecé a realizar, lo que a un futuro entendería, como el "Ahogo prematuro", el ahogarse uno mismo, anteponer supuestos, juicios sin valor, que hacen que las cosas se vean mal, se vean complicadas, que te impiden renunciar y creer que es peligroso alejarse de esa zona, ¡Sí!, la famosa "zona de confort". 

Mientras pasaban los días y la rutina se convertía en un verdadero tormento para el alma, empecé a darme cuenta que tenía que hacer algo para cambiar la rutina, por que si no lo hacía, me mataría definitivamente. 
Empecé a trabajar las 8 horas, importándome de sobre manera la hora de salida. !No les regalaré ni un minuto! me decía; pero mientras lo mencionaba, definitivamente me daba cuenta que mi tiempo, no el de las 8 horas, sino el tiempo en ese lugar había terminado. Tenía que hacer algo o el reloj, el rol de pagos, la seguridad social, me comerían de a poco. 

Un día desperté más animado, lleno de "súperpoderes" y decidí que era tiempo de irme, en un escueto papel bond redacté, sencilla y tajantemente mi renuncia, la firmé y la entregué, sin explicaciones, más sólo decía "tengo un mejor trabajo". En realidad no lo tenía, no sabía a donde iba, qué sería de mi en la vida, donde podría trabajar, pero sencillamente lo hice. 

Empecé esa tarde mismo a contactarme con amigos, conocidos y colegas del medio, para que me tomen en cuenta en sus proyectos. ¡Todos respondían con un OK!, no eran más palabras, nadie apuntaba mi número, ni mi correo o me mencionaba si había un trabajo cercano, en el que podría colaborar, ¡Empecé a temblar!, eran nuevamente mis miedos, esos que había vencido en días anteriores, me estaban ganando ahora, mientras intentaba aplacarlos, con palabras que ni yo mismo creía, "No es tiempo de desesperarme" -me decía a mi mismo-.  

Cumplí mis quince días, como ordena la ley, entre abrazos y despedidas, me quité un peso enorme de encima, el peso de la rutina, me sentía libre, lleno de emoción de alegría, podía caminar sin preocuparme del reloj, del tiempo, del calendario, de los jefes, simple y sencillamente entendía y volvía a sentir lo que desde mis 17 años no había sentido... ¡Libertad! 

Y así empecé a encaminar mi sueño, empecé a darle forma a mi trabajo, empecé a valorar cada una de mis actitudes y aptitudes, me di cuenta que era bueno para muchas cosas y que era malísimo en otras, empecé a ser yo mismo, sin uniformes, sin horarios, sin jefes, sin sueños rotos, sin faltas de presupuesto, simple y sencillamente el Alex, empezó a trabajar en el Alex. 

Aunque no todo ha sido color de rosa, no lo es en realidad y creo que no lo será en un largo tiempo, los sueños cuestan trabajarlos, lágrimas, esfuerzos, sacrificios, había renunciado a los horarios, pero entendía que si no me disciplinaba, nadie lo haría. 

Ahora me levanto más temprano, que cuando iba a mi trabajo, me acuesto más tarde, me estreso más, sufro más, me siento muchas veces atado y limitado, más de lo que me sentía en mi trabajo, pero saben algo, todo eso no importa, es secundario o desaparece, cuando te das cuenta que estás luchando por tus sueños, que ya no trabajas para cumplir el sueño de otro, sino que ahora trabajas enfocado en tus metas, que cada uno de tus esfuerzos, se ve recompensado en un logro, en una felicitación o un reconocimiento, muchas de las veces hasta un "simple" like, hace que tu día mejore, por que sabes que estás haciendo las cosas bien y estás enrumbado en el camino correcto. 

Ahora no me da miedo estar fuera de mi "zona de confort", no me da miedo el atreverme a seguir soñando, por que he entendido que debemos hacerlo en algún momento de la vida, he aprendido que de los errores, debes sacar las cosas positivas y estos te ayudan a formar tu vida, a hacerla más llevadera y que cada cosa mala que te suceda, llenará tu vida de una gran lección. 

Si están leyendo esto y tienes un sueño, no renuncies a el, constrúyelo en una base sólida, arma un plan, por si se derrumba algo, mientra construyes tu sueño, con cada caída las bases de fortalecerán  al final te darás cuentas que las cosas suceden por algo, y todo lo malo siempre atrae 10mil cosas buenas. 

¡Atrévete a soñar y lucha por lo que quieres! 


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